Autora Adriana Rossi
19 de Agosto de 2010
Todo empezó con una denuncia, la que presentó ante la OEA el presidente colombiano saliente Álvaro Uribe el 22 de julio, sobre la presencia de los grupos guerrilleros de las FARC y del ELN, unos 1.500 alzados en armas distribuidos en 87 campamentos, y de los integrantes de las cúpulas de las dos organizaciones, bajo el posible amparo del gobierno de Chávez. La acusación, supuestamente sustentada en documentos de inteligencia y fotos satelitales, que no fueron revelados a los medios de comunicación aduciendo cuestiones de seguridad nacional, fue acompañada por el pedido de formación de una Comisión internacional que realice un monitoreo para confirmar lo denunciado. A raíz de de este suceso se desató un vendaval de tensiones, que hizo avizorar, a más de un entendido, una tormenta de alcance incalculable.
Los hechos se sucedieron en cascada. La respuesta venezolana fue inmediata. Se rompieron las ya debilitadas relaciones diplomáticas[1], hubo declaración de estado de alerta máxima para 21.000 soldados, seguida por la movilización de tropa, y acusaciones de violación de la soberanía nacional por parte de un helicóptero colombiano que sobrevoló territorio venezolano[2]. De su parte Colombia amenazó con recurrir hasta la Corte Penal Internacional, hecho que finalmente se produjo[3], para pedir el enjuiciamiento del gobierno de Chávez por amparar a terroristas, (éste es el estatus de las agrupaciones guerrilleras), que se han manchado de crímenes de lesa humanidad. Uribe visitó puestos militares en la frontera[4] y Chávez advirtió sobre un contubernio entre Bogotá y Washington para atacar a su país y terminar con su política de sello socialista-estatizante y amenazó con cortar el suministro de petróleo a los Estados Unidos en caso de agresión.
La crisis tomó de sorpresa a la comunidad de naciones latinoamericanas. No era la primera vez que Uribe acusaba a Venezuela de dar refugio a guerrilleros[5]. El desconcierto se originó en la virulencia que fue asumiendo la situación y sobre todo en el hecho de que la denuncia fuese realizada por un presidente que en menos de 20 días iba a dejar la banda presidencial en manos de su sucesor, Juan Manuel Santos. El futuro presidente en gira por siete países de América Latina[6], se llamó a silencio, ya que no le correspondía, según sus afirmaciones, tomar posiciones en tanto que la presidencia estaba todavía en manos de Uribe.
Apagando incendio
América Latina se movilizó. Las iniciativas se fueron multiplicando para tratar de que no se emprendiera un camino sin retorno. El mandatario de República Dominicana, Leonel Fernández, en calidad de presidente del “Grupo de amigos”, que se creó en la Cumbre de Unidad de América Latina y el Caribe en febrero del 2010[7], se propuso como mediador, así como Brasil.
Se convocó a una fracasada Reunión Extraordinaria de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores de UNASUR[8], en la que el gobierno de Venezuela presentó una propuesta de pacificación de Colombia, naturalmente rechazada por el gobierno de ese país. Chávez hizo un llamado a la guerrilla para que busque una solución pacífica a través de negociaciones con el Estado colombiano, afirmando que dada la situación, no se podía vislumbrar una toma del poder en breves tiempos, y que con sus acciones estaban proporcionando a los Estados Unidos un pretexto para poder intervenir en la región. El jefe de las FARC, Alfonso Cano, envió un mensaje a Santos mostrando estar dispuesto a entablar conversaciones con el nuevo presidente[9] y el Secretario general de UNASUR, Néstor Kirchner, se reunió con Chávez. Todos, mientras tanto, intentaban estirar los plazos hasta poder tratar directamente con el presidente de los colombianos para los próximos cuatro años, a fin de evitar una duplicación de esfuerzos, cortarle el paso a posibles iniciativas de Uribe, que podían complicar aún más la región, y llevar adelante una eficaz mediación[10].
Las negociaciones
La espera pareció dar sus frutos. Las sucesivas acciones de Santos dejaron en claro que se consideraba necesario superar diferencias y estrechar de nuevo los vínculos no solamente con Venezuela, (Santos apunta al restablecimiento del comercio con este país, cuya interrupción es nociva para ambos lados), sino con el mismo Ecuador. Como muestra de su buena voluntad entregó al presidente Correa el contenido de las computadoras incautadas a Reyes en el 2008, que fue requerido por el gobierno ecuatoriano a fin de esclarecer las supuestas relaciones de un ministro y de altos funcionarios del gobierno con las FARC[11], y por último la reunión a solas con Chávez para empezar a dirimir diferencias y alejar la sombra de un conflicto, haciendo honor a su dicho que el término guerra no es parte de su diccionario.
El encuentro que tuvo lugar el 10 de agosto en Santa Marta, arrojó una “Declaración de Principios”[12] escueto documento donde se dejan sentados el respeto por el Derecho Internacional, la inviolabilidad de la soberanía nacional, la no injerencia en los asuntos internos de ambos Estados y se privilegian las vías diplomáticas. Se restablecen las relaciones entre ambos países, y se conforman cinco comisiones una de las cuales a cargo del desarrollo del comercio bilateral. Se prevé que los ministros de Relaciones Exteriores deberán cooperar en la creación de una estrategia conjunta tendiente a abordar los problemas económicos, sociales y de seguridad en la frontera para prevenir la presencia o acciones de los grupos armados irregulares. Para eso deberán determinar los procedimientos concretos para hacer efectivo el mecanismo de cooperación, que tendrá el seguimiento de la Secretaria General de UNASUR.
El clima de distensión sin embargo se vio empañado en menos de dos días, a raíz de un atentado con coche bomba frente a las instalaciones de la cadena Caracol Radio en plena Bogotá en horas de la madrugada, que dejó algunos heridos y muchos daños y no solamente materiales, que puso en evidencia posibles dificultades a futuro y varias grietas.
Las lecturas
La lectura de lo sucedido no es ni simple, ni lineal, ni única. El análisis a realizar sobre los motivos desencadenantes de la crisis involucra a varios escenarios que se entrecruzan: el interno de Colombia, el de las relaciones con los Estados Unidos, el interno de Venezuela, el tablero centro y sudamericano, y la política de los Estados Unidos en la región.
Lo primero que se señaló fue el distanciamiento entre Santos y su mentor Uribe en los últimos tiempos. El tono conciliador de Santos que hasta había invitado a Chávez a la ceremonia de asunción del mando, más el desplazamiento del eje central en su discurso desde la política de defensa y seguridad democrática, que sustentó el modelo de Uribe, a la política de seguridad económica, pareció marcar diferencias que no cayeron muy bien al presidente saliente. Con las acusaciones a Venezuela y con la presentación a la OEA, Uribe señaló un camino continuista, agitando el peligro del terrorismo y de los gobiernos que lo amparan. El mensaje a Santos fue muy claro y explicaría el apresuramiento del futuro ministro de defensa en asegurar que la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico no sería abandonada, así como la política inaugurada por Uribe en términos de seguridad. Este análisis si bien es cierto, dados los rasgos del carácter de Uribe, como cierto es el encono existente entre Uribe y Chávez, deja afuera otras variables a considerar.
Una hipótesis podría ser que el mensaje no estuviese dirigido solamente a Santos, sino podría haber tenido otro destinatario, en concreto los Estados Unidos, que apoyaron la iniciativa de Uribe en la OEA[13]. La crisis que atraviesa ese país ha llevado a recortes presupuestarios también en el área militar, que afectan la ayuda a otras naciones. Una de éstas es Colombia. Ya van tres años que el Plan Colombia de lucha antinarcóticos y antiterrorista está sufriendo una merma y varios de los costos están siendo asumidos por Colombia. Muchas son las gestiones que se están realizando para solicitar fondos para el Plan. Demostrar que el peligro todavía existe, que la falta de financiación puede echar por la borda años de lucha y sus supuestos éxitos, podría ser uno de los argumentos para presionar al gobierno de Obama. Washington, seguro de haber obtenido de Colombia el uso de las bases militares[14] que refuerza la red de seguridad continental y extracontinental, está trasladando el foco de su atención a Centroamérica y a México, país envuelto en una sangrienta lucha contra los cárteles y con una problemática situación fronteriza que alimenta construcción de muros reales y virtuales, el reforzamiento de la seguridad con el aumento de efectivos de la Guardia Nacional para el patrullaje en la frontera y políticas migratorias excluyentes, centro de un feroz debate al interior de Estados Unidos[15].
Del lado venezolano los hechos fueron interpretados como indicios de un proceso que podría culminar en breve tiempo en incursiones o desembocar en una guerra. Propagandística o real, con fines electorales o no, dada la cercanía de las elecciones administrativas que se desarrollarán en septiembre, como insinúan los adversarios de Chávez, la interpretación se basa en una teoría del cerco, que tiene su asidero en los acontecimientos que se están sucediendo desde el golpe de estado en Honduras.
Siete bases militares entre terrestres, aéreas y marítimas a disposición de las tropas estadounidenses en Colombia mediante acuerdo de julio del 2009, dado como hecho consumado; cuatro bases aeronavales, dos en el Atlántico y dos en el Pacífico, en Panamá, mediante acuerdo de octubre del 2009; 7.000 marines y 47 buques de guerra con derecho de paso y anclaje en Costa Rica en el lapso de tiempo de seis meses, del 1° de julio al 31 de diciembre del 2010, mediante acuerdo firmado por un país que no tiene ejército; el impulso a la Iniciativa Mérida o Plan México que incluye no solamente a México, sino a toda América Central y República Dominicana, son parte de un blindaje realizado, según las declaraciones oficiales de Estados Unidos y de los países del área, para combatir el narcotráfico, el tráfico de armas y las migraciones clandestinas. Sin embargo, semejante despliegue es interpretado en Caracas y no sólo en Caracas, como una avanzada militar como mínimo intimidante. La denuncia de Uribe puede insertarse en este escenario que huele a desestabilización. Acusar a un gobierno de amparar a terroristas bien podría desencadenar un ataque justificado por la doctrina militar estadounidense de los ataques preventivos.
Elementos de la Declaración de Principios
Los acuerdos entre Santos y Chávez desactivaron un potencial conflicto a pesar de la generalidad de la declaración. Ésta contiene tres elementos de consideración. Se reconoció implícitamente que la guerrilla colombiana es un problema que atañe también a Venezuela. De hecho lo es. El conflicto colombiano tiene desbordes que se intensificaron con la aplicación del Plan Colombia. Ecuador y Venezuela son países que comparten amplia frontera de selva con su vecino, una selva que dificulta los controles. Guerrilleros y paramilitares (hasta el ejército colombiano) cruzan frontera y utilizan territorios limítrofes en busca de seguridad. Lo sabe Venezuela y lo sabe Ecuador, lo cual no significa que estos dos países protejan o financien a los grupos ilegales. El ministro de Defensa de Ecuador, en el 2008 llegó a afirmar[16] y lo reiteró el presidente Correa, que su país limita en el norte con las FARC, acusando de esta forma al Estado colombiano de no ejercer un efectivo control territorial y no lograr contener un conflicto que se desborda y se filtra más allá de las fronteras colombianas.
Explícitamente se reconoció que las condiciones en las que viven las poblaciones fronterizas son un caldo de cultivo para la inserción de la guerrilla y prevenirla significa llevar desarrollo a esas zonas y, por último, se reconoce a UNASUR un papel supranacional que refuerza al organismo y a su proceso de consolidación.
Las incógnitas
Y luego vino el atentado y vino la resolución de la Corte constitucional y la situación empezó a tener nuevas aristas.
Santos se cuidó de culpar a las FARC del atentado y en Colombia son cada vez menos los que sostienen esta teoría, más bien la tendencia es apuntar a la extrema derecha que no quiere paz con la guerrilla, ni un acuerdo con Venezuela[17]. De todas formas, el presidente se mostró muy duro con la guerrilla que si no cumple con los requerimientos tales como dejar las armas, no recurrir a secuestros e intimidación, no podrá sentarse a negociar la paz con el gobierno. Es más, durante una reunión con la cúpula militar, Santos aseveró que la única propuesta de paz sólo puede salir de la Casa de Nariño, es decir del palacio presidencial. No se aceptarán propuestas de agente políticos ni colombianos ni extranjeros[18], con lo cual parece desplazar a UNASUR luego de haberle dado un lugar en la Declaración de Principios y reiteró que la vía militar es la más adecuada para pacificar Colombia[19]. Es evidente que la bomba ha sido otro contundente mensaje a Santos: la política de Defensa y Seguridad Democrática no se toca y tiene que primar en Colombia si no se quiere volver a vivir un estallido de violencia terrorista, que por lo menos en algunos lugares del país, como la capital, no se producían más desde hace años.
Otro elemento que puede modificar el escenario y dar indicaciones sobre Santos y su verdadera direccionalidad política o sobre su capacidad “camaleónica” por la cual se hizo famoso en el ambiente político, ya que cuando era Ministro de Defensa compartía la línea dura de Uribe y ahora parece haberse convertido en alguien muy distinto al delfín que el ex presidente pensaba tener. Se trata de la decisión de la Corte Constitucional de Colombia de declarar no procedente el acuerdo firmado entre el país y los Estados Unidos sobre el uso de las siete bases. Presentado como ampliación de un anterior acuerdo podía ser firmado, y Uribe lo firmó, sin necesidad de ser presentado al Congreso. La Corte opinó que hay elementos adicionales por los cuales el acuerdo debe ser sometido al tratamiento que se le da a los tratados internacionales donde interviene el organismo legislativo para su aprobación o rechazo.
El gobierno de Santos evaluará en primera instancia los fundamentos del fallo y deja abierta la puerta a varias posibilidades. Puede desestimar la presentación al Congreso por considerarlo realmente una ampliación de los acuerdos anteriores o enviarlo tal como está para su aprobación o hasta modificarlo previas consultas con las autoridades estadounidenses.
Cualquiera de las decisiones que tome habrá sendas repercusiones. En caso de ejecutar el acuerdo aduciendo ser ampliación del anterior, Santos debería enfrentarse a las acusaciones que le lloverían desde distintos sectores por violar por lo menos los mecanismos previstos por la constitución y se abriría un escenario interno de pugna entre poderes, al estilo Uribe. En caso de validarlo en el Congreso, los Estados Unidos debería aplicar el mismo mecanismo y la Casa Blanca quiere evitarlo. La última opción quizás sea la preferida de Santos que parece no estar totalmente de acuerdo con lo acordado por Uribe y que se despachó con la siguiente en tanto misteriosa frase: “Vamos a evaluar el paso siguiente. De pronto, podemos acordar unas normas, inclusive más ambiciosas con EE.UU., lo cual podría ameritar la llevada al Congreso” [20].
Habrá que esperar cuáles modificaciones Santos querrá negociar con los Estados Unidos con quienes aspira mantener óptimas relaciones en vista de proseguir con la ayuda de ese país la lucha antinarcóticos y antiterrorista y firmar una vez por toda el Tratado de Libre Comercio al que el ala más progresista de los demócratas se opone por no haber sido el gobierno colombiano de Uribe respetuoso de unos derechos específicos, los sindicales.
De todas formas, a menos que no se desestime la totalidad del acuerdo y no se lo remplace por otro, el clima de distensión con Caracas puede verse seriamente afectado.
La historia recién empieza, el final queda abierto.
[1] Los primeros fuertes cimbronazos en las relaciones entre los dos países se sintieron en el 2008 cuando Colombia efectuó un ataque en territorio ecuatoriano, que llevaron a una amenaza de ruptura sin que ésta se produjera. En el 2009 se paralizó el intercambio comercial entre los dos países a raíz de la firma del acuerdo entre Colombia y los Estados Unidos por el uso de siete bases en territorio colombiano por parte de las Fuerzas Armadas estadounidenses. (Ver en este blog: Rossi Adriana, “Colombia: la herencia de Uribe” y Rossi Adriana, “La telaraña del poder hegemónico”)
[2] “Hugo Chávez sube el tono contra Colombia”, en Observatorio Cono Sur Defensa y Fuerzas Armadas, Informe Colombia, n° 40.
[3] La amenaza se concretó el día 6 de este mes pocas horas antes de dejar Uribe la presidencia. Ese día Jaime Granados, abogado apoderado del presidente saliente, hizo dos presentaciones, una ante la Corte Penal Internacional de La Haya y otra a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, en las que se acusa al gobierno de Chávez de amparar a la guerrilla. “Uribe denuncia a Chávez y Venezuela ante organismos internacionales”, en http://www.elmundo.es/america/2010/08/07/colombia/1281146272.html
[4] “Un pedido para la Unasur”, La Nación, Buenos Aires, 4 de agosto de 2010.
[5] “Cronología de los enfrentamiento entre Colombia y Venezuela”, en http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=1339333
[6] “Santos en gira latinoamericana mientras Uribe denuncia a Venezuela ene la OEA” en http://www.rnw.nl/espanol/bulletin/santos-en-gira-latinoamericana-mientras-uribe-denuncia-a-venezuela-en-la-oea
[7] “Juan Manuel Santos se reunió con el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández”, en http://www.eltiempo.com/colombia/politica/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_HT-7832483.html
[8] La reunión tuvo lugar en Quito, la sede de la Presidencia pro tempore de UNASUR, el 29 de Julio sin que se lograra un consenso.
[9] “’Conversemos’ le dice ‘Cano’ al nuevo Gobierno”, en Observatorio Cono Sur Defensa y Fuerzas Armadas, Informe Colombia, n° 40.
[10] Esta es la razón por la cual a la Reunión extraordinaria de cancilleres de UNASUR, no participaron ni el Secretario General de la entidad, ni el canciller de Brasil, quien envió a su segundo.
[11] Según declaraciones del ministro Coordinador de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal, el gobierno colombiano entregó una copia “en espejo” de las computadoras de Reyes y no los discos originales, por lo tanto ésto limita la posibilidad de utilizarla en la investigación que el gobierno ecuatoriano está llevando a cabo. “Ecuador dice que no recibió información original de los computadores de ‘Reyes’”, en http://www.semana.com/noticias-justicia/ecuador-dice-no-recibio-informacion-original-computadores-reyes/142870.aspx
[12] Presidencia de la República de Colombia, “Declaración de Principios”, en http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2010/Agosto/Paginas/20100810_09.aspx
[13] De acuerdo a lo afirmado por el embajador de Venezuela en Bogotá, Gustavo Márquez, en la rueda de prensa convocada por el Ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, para anunciar la existencia de pruebas sobre la presencia guerrillera en territorio venezolano, estuvo presente el embajador de los Estados Unidos, William Brownfield. “Venezuela/Colombia: Chávez amenaza con romper relaciones y Uribe le acusa ante la OEA”, en http://www.infolatam.com/2010/07/18/venezuela-colombia-chavez-oea-uribe-farc/
[14] Colombia tuvo que asegurar a los países de la región que las bases no serán utilizadas para organizar operativos en países latinoamericanos.
[15] Ver la cuestionada ley de Arizona y la iniciativa similar en Florida.
[16] Rossi Adriana, “Juegos de poder en la frontera”, en Le Monde diplomatique, Buenos Aires, año IX, N° 106, abril 2008.
[17] “Un extraño atentado” en http://www.semana.com/noticias-nacion/extrano-atentado/143048.aspx
[18] “Las propuestas de paz sólo las hace el Gobiernos: Santos”, en http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/las_propuestas_de_paz_solo_las_hace_el_gobierno_santos/las_propuestas_de_paz_solo_las_hace_el_gobierno_santos.asp
[19] “Resultados ‘todos los días’ contra la guerrilla exigió Juan Manuel Santos a los militares”, en http://www.eltiempo.com/colombia/politica/no-habra-comisionado-de-paz-hasta-que-guerrilla-no-de-muestras-de-querer-dialogar_7868404-1
[20] “Presidente Santos dice que el fallo de la Corte sobre bases militares no afecta cooperación con EE.UU”, en http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/decision-de-la-corte-sobre-acuerdo-militar-con-estados-unidos_7870142-1